Dice el Dr.
Lezaeta en
su libro, La Medicina Natural al Alcance de Todos:
“Este sencillo y eficacísimo baño,
ideado por Kuhne,
compone la digestión, regularizándose la cual se asegura el restablecimiento
integral de la salud de todo enfermo, cualquiera que sea el nombre o
manifestación de su dolencia.
El éxito de esta aplicación se explica
porque ella excita la mayor actividad de los intestinos y riñones, sin causar
en ellos fatiga alguna. Al mismo tiempo con este baño se refresca de modo
inmediato el interior del cuerpo, en todo enfermo siempre consumido, en grado
variable, por el fuego de la fiebre que, en el iris de sus ojos se revela por
irritación inflamatoria y congestiva de las mucosas y paredes de su estómago e
intestinos.
Este baño sólo refresca la pequeña parte
del cuerpo correspondiente a los órganos genitales externos, de aquí que el
enfermo no siente frío con el agua fresca, sino agradable tibieza en su piel y
extremidades de su cuerpo, debido a la descongestión de sus entrañas, de donde
se desaloja la plétora sanguínea, en grado variable común a todo enfermo, es
decir, su fiebre destructiva, revelada siempre en el iris de sus ojos, aunque
ella no sea acusada por el termómetro aplicado sobre su piel.
La mujer en
este baño debe estar sentada en seco, de manera que su cuerpo no toque el agua.
Sentada en los bordes del bidet con agua corriente o en la tabla completamente
seca colocada sobre el depósito de agua fría que contenga treinta o cuarenta
litros, se lava suavemente las partes genitales externas, empapando en el
líquido un paño grueso. Hay que cuidar de lavarse solamente el exterior y no el
interior; no hay que frotarse con violencia sino suavemente, con agua
abundante. Si la bañista se moja algo más, esto no tiene consecuencias.
Estos baños se suspenden tres o
cuatro días durante el menstruo. Si se presentan flujos vajinales,
erupciones o llagas son favorables manifestaciones de defensa orgánica.
Cuanto más fría esté el agua de
estos baños, más eficaces son. Sin embargo, su temperatura debe
permitir que las manos puedan sufrirla comodamente.
El hombre para
estos baños emplea también un bidet con agua corriente o un depósito con la
misma cantidad de líquido que la mujer. El cuerpo del bañista queda en seco,
sentado en una tabla que el agua puede mojar por su cara inferior, quedando
seca su superficie que sirve de asiento. En esta posición el sujeto se lava
suavemente bajo el agua el borde extremo o punta de prepucio. Para esto es
necesario que el balano o parte extrema del miembro viril, quede cubierto con
la piel del prepucio. Valiéndose de dos dedos de la mano izquierda, éste se
mantiene estirando a la punta del miembro, lavándose con suavidad y bajo el
agua, con un paño de cáñamo o de hilo, la punta extrema o borde del prepucio
que cubre el balano o cabeza del miembro. Es preciso que buena parte de éste se
halle sumergido en el agua.
Este baño debe durar 20 a 60
minutos en adultos, hombre o mujer, según sean las necesidades reveladas en
el iris de los ojos del enfermo.
Niños y jóvenes reemplazarán esta
aplicación por frotaciones, baños de asiento, de tronco o baño de Just.
Los israelitas que han suprimido el
prepucio por la circuncisión, no pueden aprovechar los beneficios del baño
genital.
Cuando la inflamación o fiebre interna es
muy acentuada, con frecuencia desde el primer baño, baja rápidamente dicha
inflamación, presentándose ésta en la parte donde se hace la fricción o en sus
inmediaciones, lo que siempre es buen síntoma que debe estimularnos a proseguir
con los baños.
La elección de las partes genitales
externas para actuar en ellas con agua fría es de doble beneficio para el
enfermo, cualquiera que sea el nombre o manifestación de su dolencia. En primer
lugar se refresca el interior del cuerpo, combatiendo así el excesivo calor,
fiebre destructiva, característica de la alteración de la salud, como lo revela
el examen del iris de los ojos del paciente.
Con el refrescamiento interno se produce
simultáneamente calentamiento de la piel y extremidades del cuerpo venciéndose
en el frío que caracteriza el estado de enfermo crónico. De aquí que la acción
del baño genital se dirige a equilibrar las temperaturas alteradas en el cuerpo
humano por crónicos desarreglos digestivos que siempre originan y mantienen
toda dolencia, sin distinción de nombre o manifestación. Refrescando las
entrañas se desaloja del interior del cuerpo la plétora sanguínea, permitiendo
a la sangre su normal circulación en la piel y extremidades, es decir, se
restablece y mantiene así el equilibrio térmico del cuerpo, condición
indispensable para su normalidad funcional, que es salud integral. Este
refrescamiento del tubo digestivo detiene la fermentación malsana de su
contenido o impide dicha anormalidad.
Además de esta acción térmica, los
baños genitales fortifican los nervios activando así la fuerza del cuerpo
entero y, por tanto, sus defensas naturales. Es en el prepucio del hombre y en los
grandes labios del órgano genital externo de la mujer, donde se encuentran las
terminaciones nerviosas de todo el organismo humano, especialmente de los
nervios de la médula espinal y del nervio simpático, los que por su conexidad
con el cerebro da lugar a que se influya sobre todo el sistema nervioso, que es
como el dueño de la casa en el organismo, que dirige todas las funciones que
constituyen la vida del cuerpo. Como dice Kuhne, en las partes genitales es donde
radica, o sea, ahí está la raíz del árbol de la vida.
El refrescamiento de estas partes
fortifica y estimula la actividad vital del cuerpo entero,
reavivando sus fuerzas hasta en sus partes más pequeñas. Este efecto sólo
desaparece cuando se halla interrumpida la conexión de los nervios por la
acción de la cirugía, de materias tóxicas heredadas o adquiridas, por venenos
de botica, por acción de rayos x o radium.
El éxito de esta aplicación, que ha
inmortalizado el nombre de Luis Kuhne, confirma la verdad de la Doctrina
Térmica, que enseña y afirma que la salud del hombre depende de su lucha contra
el calor malsano del interior del cuerpo.
El momento más apropiado para este
baño es en ayunas en la mañana o una hora antes de las comidas, dejando
transcurrir a lo menos 20 minutos para ocupar el estómago.
"La frecuencia para tomarlo variará
de una a tres veces al día”.
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